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domingo, 21 de febrero de 2016

Venus Contemporáneas

Ámbito - Día Internacional de la Mujer

Venus Contemporáneas  Alvarez Debans, Pinturas. 
MUSEO ROCA, 2 al 15 de Marzo de 2016, Buenos Aires, Argentina. 

En esta muestra, Alvarez Debans nos presenta un nuevo arquetipo de mujer. Ya no se trata de esas mujeres de líneas suavemente curvadas como las de la escultura griega clásica. No se trata de la mujer luchadora de la pintura romántica, la conductora de las revoluciones, la representación de la patria. Tampoco se trata de las mujeres corpulentas de pechos de redondez exagerada de las pinturas impresionistas. No se trata de las flacas mujeres de mala vida del expresionismo, con rasgos sufridos y severos.  

Las mujeres de Norberto son delgadas hasta devenir serpientes, lánguidas hasta fundirse con una varilla o una línea de horizonte. Visten moños, joyas, instrumentos musicales. Visten tatuajes, cofias, cruces, cofres. Todo lo que podría parecer profesión, adhesión o ideología no es más que un adorno de su desnudez natural. Lo que exhiben es lo que han decidido “ponerse” ese día.  
Si hay algo esencial en ellas, no es nada que esté oculto. Es su delgadez lo que buscan, lo que encuentran, y lo que jamás abandonan. Su ser mujer es su orgullo. Lo demás es uso y costumbre. Cada mujer de Norberto es ella y a la vez es todas las mujeres. Es solitaria pero como lo es la encarnación de un género. Defiende su ser mujer a cualquier precio. No es mujer de un hombre, es sólo mujer. A lo sumo el hombre es el que la admira y la pinta, sin pretender entenderla, sin interpretarla 

A la mujer de Alvarez Debans nada le falta. Por eso de nada necesita. Por eso todo lo que tiene es el fruto de la decisión del momento, es algo que se pone o se quita. Lo mismo sus rasgos, que puede modificar con maquillajes y cirugías. Lo mismo sus kilitos de más. No oculta su cuerpo de mujer. Por eso se presenta siempre desnuda. Sin embargo, al no ocultar nada, si quiere llamar al deseo del hombre, si tiene ganas de hacerlo, lo que hace es vestirse. Vestirse mínimamente con algún rasgo que ingenuamente piensa que la hace automáticamente diferente a todas las demás mujeres. Por ejemplo, teñirse el vello de las axilas, o ponerse un piercing en la nariz, o usar unos zapatos rojos de taco alto, o tatuarse una cruz en la espalda. Hasta que eso se hace moda y debe probar otra cosa que sin que la haga menos mujer la convierta en una mujer diferente. 
Daniel Omar Stchigel, Dr. En Filosofía, UBA. Magister en Psicoanálisis, UK