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jueves, 25 de marzo de 2010

“Nunca toque el ala de la mariposa con un dedo”

La lectura de esta frase de Colette (*) me llevó a crear este breve texto para mi regreso al Blog.

Por Norberto Álvarez Debans

El toca el ala de la mariposa e inmediatamente después, es ver las yemas de los dedos del pinzado pintados, con un fino polvillo coloreado y disperso. Imagen sentida, angustia de haber dañado para siempre el frágil insecto, que volaba libre sus vuelos de mariposa en el aire del jardín. Sus colores y sutilezas, suspendidas en un vuelo lento, desmañado, a saltos entre las olas del viento. Una realidad de vuelo entre cielo, jardín y un aposentarse final.

Un arriba y un abajo, frente al hombre que observa sus alas y sus aleteos a través de la luz del sol, esperando que baje. Entonces es cuando la toma de sus alas, apretando los dedos para que no escape, para observar maravillado a esta pequeña vida geométrica, casi pop, animada por la naturaleza.

El la toca, sin pensar que la daña, su vuelo de fuga y alas rotas, se vuelve torpe. La mariposa cae arrinconándose entre las flores, se inclina levemente, muere…
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(*) Sidonie Gabrielle Claudine Colette. “Collete” novelista francesa (1873-1954) Frase citada por la Revista Ñ, Nº 338, Columna Perlas Cultivadas, pág. 2, 20/03/2010.